jueves, 8 de diciembre de 2016

Es curioso como avanza el tiempo y no nos damos cuenta... No nos damos cuenta hasta que nos detenemos y vemos hacia atrás, o cuando nos preguntan por cosas que se nos hacían muy cercanas y resulta que han pasado años. Me pasa cuando me preguntan hace cuanto que estoy sola; siento que terminé con ex el año pasado, pero en realidad ya de eso han pasado unos 4 años. También me pasa cuando me preguntan hace cuanto me titulé de mi primera carrera; siento que fue hace dos años y en realidad fue hace 6. Así mismo me pasó cuando me detuve el otro día a pensar en cuando había sido la última vez que había escrito algo, pero ahí no supe responderme.

Resulta que no importa donde esté, normalmente acostumbro escribir mensajitos para mi, o para quién sabe quien, en algún trozo de papel, post it, servilleta, boleta, etiqueta, etc... Pero desde hace mucho que no me sentaba a escribir haaaarto rato. También hace mucho que no escribo un cuento, aunque los tenga constantemente en mi cabeza...

"Erase una vez, un chico que sólo quería dormir un rato más en la mañana, pero el despertador no lo dejaba. No era que sólo sonara, si no que saltaba del velador y se iba a tocar guitarra; sí, el despertador tocaba guitarra. ¡Ah! Lo siento, déjenme empezar de nuevo:

Erase una vez un despertador normal, que como todos los despertadores normales estaba sobre un velador normal, junto a una cama normal, que todas las mañanas se dedicaba a sonar de manera normal, para que el chico que dormía en la cama se despertara y fuera a recoger avellanas al bosque. Sin embargo, un día, la abuela de este chico estaba de visita y escuchó al despertador sonar, sonar, sonar y sonar... Tanto lo escuchó que se aburrió, entró a la pieza del muchacho y gritó enojada:
- ¡Tu despertador ha sonado toda la mañana ¿Quieres que toque una serenata para que te levantes?! - Agitó sus manos y ¡Paf! al despertador le salieron pies y manos, dio un brinco desde el velador hasta la guitarra y se puso a tocarla de manera desenfrenada.

Como pueden ver, la abuela del muchacho era una mujer impaciente y se enojaba con facilidad. ¿Cómo hizo lo del despertador? ¡Ah! Lo siento, no les conté sobre la abuela, déjenme empezar de nuevo:

Erase una vez una duende ya anciana, con poderes mágicos y todo eso, que vivía en el bosque. Todos los vecinos la querían y respetaban mucho, porque era muy sabia y solidaría, pero no se le acercaban demasiado, ya que su temperamento era algo explosivo. Ella tenía un nieto que vivía fuera del bosque, pero que todos los días, cuando iba a buscar avellanas, la pasaba visitar y le llevaba algunas de las que recolectaba.
Un día, muy temprano, decidió ir a visitar a su nieto y así acompañarlo en su recorrido normal. Llegó hasta la casa de él, conversó con su hijo y su nuera que se iban al trabajo y se sentó a esperar a que su nieto se levantara. Pasaron unos minutos y sintió como sonaba el despertador al principio suavemente, luego cada vez más fuerte. Se puso a mirar los cuadros - sonaba el despertador - decidió leer una revista - sonaba el despertador - fue a tomar agua - sonaba el despertador - subió las escaleras - sonaba el despertador - abrió la puerta del dormitorio - sonaba el despertador - vio a su nieto con la almohada encima, tapándose la cabeza - sonaba el despertador - gritó enojada:
- ¡Tu despertador ha sonado toda la mañana ¿Quieres que toque una serenata para que te levantes?! - Agitó sus manos y ¡Paf! al despertador le salieron pies y manos, dio un brinco desde el velador hasta la guitarra y se puso a tocarla de manera desenfrenada..."

Y así hay cuentos que tengo en la cabeza... Pero tengo tanta cosa en la cabeza que realmente no sé qué hacer con ellas...
También noté que hace muchísimo que no dibujo y, aunque este último tiempo lo haya intentado, no me siento capaz de retomar.
Por otro lado, no sé hacia donde voy... Quisiera dejar todo el tema de las redes sociales, pero resulta que para emprender debo estar comunicada y para eso la mayoría de la gente utiliza las redes sociales. Así que, como verán, me siento un poquito atrapada... También el hecho de asumir que no soy joven, no soy una adolescente, soy una mujer adulta y con el tiempo me he dado cuenta de que no puedo lidiar con eso. No en el sentido laboral, profesional o de índoles parecidas, sino que en el sentido emocional... No tengo idea de a donde voy por ahí porque; no le encuentro sentido que si conozco a alguien, o me junto/salgo con alguien, entonces ese alguien de inmediato quiera que pase a algo más. Tampoco le encuentro sentido que me digan que debería aprovechar la libertad femenina, si para mi la libertad está en poder decir "no" porque no me interesa, en lugar de decir "sí" para demostrar que puedo hacer lo mismo que acostumbran hacer muchos hombres.

El tiempo pasa volando, hay muchas cosas que, como a todos, me frustran, me complican, me hacen feliz, me dan miedo, me iluminan, me hacen gracia, me relajan, etc... Quiero aprovechar las cosas buenas y quiero superar las malas. En estos momentos siento que estoy en mitad de un caos emocional y físico (por el entorno, no por mi cuerpo, aunque debo decir que igual me falta hacer ejercicios) y que aunque tengo bastantes cosas claras, siento que debo definir qué quiero en mi vida y por donde debo empezar.

Y quiero volver a escribir y dibujar.